La des-conexión que existe entre el sentir popular y mayoritario, y los políticos y sus maquinarias de partido y algunos de los empresarios poderosos (banca, seguros, farmacéuticas…), es tan evidente en la calle que parece absurdo hablar de la marca España. Pero algunos aun lo hacen, y lo utilizan como argumento de comunicación. Y es seguro que algo les retorna. ¿Por qué los políticos han demostrado ser tan poco proactivos en general con este concepto tan útil en otros países? Quizás porque no dan el nivel para defenderlo allá donde vayan (hay que hablar inglés cuando se sale fuera y también aquí dentro cuando se recibe a alguien el resto del mundo), quizás porque lo consideran un arma de doble filo en sus estrategias ‘cutres’ de defensa de sus votos ‘fieles’.
Quiero pensar que en sus vidas privadas estos ‘profesionales’ de la política ensayan argumentos en pro de esta marca que todos necesitamos fuerte y viva, aunque todavía no han encontrado la manera de que les salga de forma natural en su discurso político. Quizás su asesores deberían acelerar el ‘coaching’.
Mientras tanto este puñado de dirigentes y poderosos que no se atreven con una simple palabra ‘España’ (y seguro que sus hijos les pidieron la camiseta de la roja en cuanto la vieron en la tienda o en Internet, y se la compraron orgullosos), en los grupos de gente normal con los que trabajamos los investigadores, reclaman a las marcas comerciales ejes de comunicación potentes sobre nuestra identidad, nuestros valores, e incluso el potencial de nuestra tecnología y nuestros ‘cerebros’ y saber hacer.
Hay mucha tela que cortar en este tema, quizás deban encargárselo a Zara.
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