Enero es una cuesta dicen. A punto de llegar a la cima leo una encuesta de un sociólogo que está en un ayuntamiento y que hace este tipo de trabajos cuando se los piden. La primera pregunta me golpea fuerte en los sentidos:
p.01.- ¿puede valorar de 0 a 5 en la calidad de vida en esta ciudad? (0 es lo mínimo y 5 lo máximo)
No he seguido leyendo, no podía. Hablando sobre ello con una persona que conoce los entresijos del ayuntamiento en cuestión, me ha contado que esa encuesta va a servir para justificar las acciones de los politicos en esta legislatura en determinadas areas de servicios según, dicen los politicos, las peticiones y deseos de los ciudadanos.
Se me hace muy cuesta arriba esta creciente utilización torticera de las encuestas, y ya debería estar acostumbrado tras el repetido espectáculo de la encuesta política en períodos electorales y en cualquier campaña en la que se desee justificar y darle valor de credibilidad en la bondad de los candidatos a un simple deseo de poder. Gallup estaría bastante molesto con este tipo de formulaciones y especialmente con preguntas como esa, que no se puede saber qué demonios miden.
Mi profesión ha sido muchas veces ayudar a los investigadores diseñadores de encuestas a definir adecuadamente las preguntas, a focalizar bien los temas relevantes, a utilizar bien las palabras, con el mínimo de sugerencia posible. Siempre en equipo, siempre con muchas miradas encima de cada frase, (los jueces), a menudo pilotando el cuestionario para ver si mide lo que dice medir.
El cualitativo es mucho más complicado que esto creo yo, porque no hay preguntas estandarizadas, pero por lo visto hacer buenas preguntas sigue siendo la asignatura pendiente de algunos profesionales, o no?
Igual de lo que se trata es de otra cosa menos ‘objetivable’. Si la información es el oro negro del s.XXI, parece muy muy negro ciertamente el origen de algunos datos que nos van a vender como ciertos.
Flaco favor a la profesión de investigador social y terror de saber que algunos políticos (local o nacional) siguen usando artilugios y mentiras para convencer al ciudadano de que lo que se hace es por su bien. Es obvio que la carrera política de este profesional irá hacia arriba, asociada a la recepción de esos fondos que su encuesta ayudará a encauzar, hacia donde ellos quieran.
Nada que ver con los orígenes, verdad? :
Un día en el verano de 1930, los propietarios de una nueva lavandería instalada en Viena al ver que con el paso del tiempo su negocio no prosperaba, le solicitaron ayuda a un profesor de sociología de la universidad estatal. Paul Lazarsfeld, que así se llamaba el profesor, aceptó gustoso la invitación de los comerciantes.
Lo primero que hizo Lazarsfeld fue solicitarles a los dueños del negocio, una lista con los mejores clientes del establecimiento. El propio profesor se encargó de ir personalmente a la casa de cada uno de esos clientes para hacerles un pequeño cuestionario. Fruto de ese sondeo, Lazarsfeld sacó básicamente dos conclusiones:
a) Muchas mujeres, al principio, se mostraban renuentes a enviar la ropa a la lavandería porque al hacerlo, sentían que reducían su rol de amas de casa. Pero después que lo hacían por primera vez, en general quedaban conformes con el servicio y continuaban utilizándolo, convirtiéndose de esa forma en clientas habituales.
b) En la mayoría de los casos, la primera vez que enviaron algo a la lavandería fue por una cuestión de fuerza mayor, por ejemplo, porque había una persona enferma en el hogar o porque llegaron visitas inesperadas a la casa.
Los resultados de la investigación hicieron que el profesor les sugiriera a los propietarios de la lavandería, que enviasen una carta describiendo los servicios de la empresa a todos los hogares en los cuales hubiese fallecido recientemente alguno de sus miembros, considerando que a los dolientes familiares les resultaría difícil, en esos momentos, realizar las tareas habituales del hogar.
(fuente: http://anexovirtual.blogspot.com.es/2014/06/estudio-mercado-historia.html)
(a mi colega Coral Hernández ‘torturadora de números’)